sábado, 17 de marzo de 2007

Taller de videoarte en La Casa Encendida

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Se acabó al taller teórico-práctico de Videoarte en La Casa Encedida, o mejor dicho, Taller de Arte en Video como prefirió llamarlo nuestro instructor Fernando Llanos. 5 días, 25 horas y 15 personas armadas con 15 cámaras de video. ¿El resultado? Un instrospección en el mundo del video y su relación con el arte desde mediados-finales del siglo XX hasta nuestros días. Tanto por las proyecciones en clase como por nuestras propias prácticas "in-situ".



Como resumen del curso, y por no entrar en cuestiones metafísicas del tipo "¿Qué se entiende por Arte?", se desprende que respecto a un video, sea como sea y habiéndose grabado con la calidad que sea, no hay que cuestionarse si es arte o deja de serlo, sino que simplemente te gusta o no te gusta. Te llena o no te llena. Conecta con tu espíritu y/o forma de ser o no conecta. Así que ¡qué importa que sea videoarte, videofreak o una *ierda! A unos les gustará, alegrará o hará pensar, y a otros no.

Tras el último día no podía faltar la fiesta final. Esta vez con una pseudo-cena en un indio (o pakistaní) y la correspondiente ruta de bares donde las dos palabras más usadas son "una caña". Como de costumbre, al final cayeron más de la cuenta y una vez más, me la volví a agarrar (aunque con reparos, ya que este fin de semana me tocaba sacar al perro sea cual sea la hora de llegada a casa). Perros a parte, y volviendo al tema, incluso en dicha ruta hay quien se animó a realizar algún video erotico-festivo dentro de los propios bares. No sé si motivado/a por el propio taller de video o por alguna caña de más, no obstante desde aquí aprovecho para mandar un estimable saludo ¡a todos y todas!

























































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